Marcial con su madre, Maura Degollado |
Un tío de Marcial, José de Jesús Degollado, es hoy recordado por haber sido uno de los más fervientes luchadores en las Guerras Cristeras, donde las huestes católicas se enfrentaron al descreído gobierno de Plutarco Elías Calles, luchando por sus derechos religiosos. Habiendo nacido en una familia de católicos consagrados, de sacerdotes y obispos, el destino no tuvo que discurrir mucho para otorgarle a Marcial la vocación sacerdotal.
Cristeros levantados en armas contra el gobierno de Plutarco Elías Calles |
Así narra Maciel, con sus
propias palabras, cómo fue descubriendo su vocación:
“Desde
que yo era un adolescente, Dios nuestro Señor me concedió la gracia de percibir
con nitidez y hondura esta realidad que toca íntimamente la existencia de todos los seres humanos:
Me
daba cuenta de que yo podía escoger entre dos caminos. Uno, el camino fácil del
"tirar adelante" por la
vida, sin mayor
preocupación: buscarme una buena
fuente de re cursos para
mi sustento y, eventualmente,
para asegurar el futuro de
una familia; tratar de ganar buen dinerito; soslayar del
mejor modo posible las penurias de la vida; y gozar al máximo los pocos años
que tenía delante de mí.
El
otro camino se presentaba, con mucho, más arduo y escabroso. Se trataba de
construir la vida,
minuto a minuto, mirando hacia la eternidad. Tomar
cada instante de mi tiempo como una oportunidad que Dios me concedía para hacer
algo por Él y por el bien de mis
hermanos. «Invertir», por así decir, cada
segundo, en algo constructivo, en algo que sirviera para los demás, y me
asegurara, además, la vida eterna.”
El tiempo evidenció que Maciel
no escogió un camino sino los dos: “el fácil”, el de conseguirse una familia y
el “más arduo”, el de entregarse a Dios.
Bien, una vez tomada la
decisión de entregar su vida a Dios, su madre lo inscribió a los 16 años en el
Seminario de la diócesis de Veracruz, donde su tío, el futuro santo Rafael
Guízar es rector. Sin embargo Don Rafael muere a los dos años, siendo
reemplazado por Manuel Pío López Estrada, quien como primera medida toma la
inmediata decisión de expulsar a Marcial Maciel del seminario. Lo acusaba de
rebelde, según la versión del propio Maciel, pero según la versión de Juan
Manuel Ruiz Marcos, en su libro “La orden maldita”, el verdadero motivo de la
expulsión fue la vida inmoral y conductas sexuales indebidas.
En el seminario de Moctezuma
en Chihuahua, donde era rector Antonio Guízar, otro tío suyo, fue a requerir su
ingreso; fue aceptado. También acá los pasajes de la vida de Maciel fueron
oscuros y no hay mucha documentación al respecto; sin embargo sabemos que es en
esta época donde Maciel, a los 18 años, decide crear una congregación
religiosa. Y con esta idea acude donde su tío, quién lo disuade argumentado que
es muy joven para tales proyectos.
Maciel en el seminario de Moctezuma |
Pasado un tiempo también es
expulsado de este seminario. Según él mismo, porque su idea de formar una nueva
congregación molestaba el ambiente sereno del seminario; sin embargo, hoy se
presume que las verdaderas razones fueron las mismas por las que fue expulsado
de Veracruz.
Otra vez por fuera de la
vida conventual y con sus estudios religiosos por la mitad, acude en busca de
otro pariente suyo, también sacerdote, Monseñor Francisco María González, quién
promete ayudarle pidiendo que vuelvan a admitirlo en el seminario de Moctezuma.
Pero pasados algunos meses de allí vuelven a expulsarlo, esta vez obligado a
salir de noche y sin despedirse de ningún compañero. Cabe aclarar en este punto
que la expulsión de un seminario sólo es un castigo para una grave falta, pero
si a eso se le suma que tuvo que abandonarlo de noche y sin despedirse, puede
afirmarse que la falta cometida fue grave y vergonzosa.
Entonces decidió terminar
sus estudios en solitario bajo la supervisión del obispo de Cuernavaca. Aunque
muchos dicen que fue ordenado sin terminar los estudios básicos de teología y
filosofía. Lo cierto es que siendo aún seminarista, en 1940, durante un pequeño
viaje a Cotija para visitar a su hermano Alfonso que se estaba muriendo de
tifoidea, aprovechó para reclutar varios niños que querían ser sacerdotes.
Capilla del primer noviciados de le Legionarios en México DF |
Así, con ocho niños llamados
al sacerdocio, el 3 de enero de 1941, se fundó la congregación de los
Misioneros del Sagrado Corazón, que diez años más tarde tomaría el nombre con
el que hoy se conoce: Legionarios de Cristo.
El primer centro vocacional estuvo
ubicado en el número 39 de la calle Turín de la Ciudad de México, en el sótano
de una inmensa casona. Más tarde, ese mismo año, se trasladaron a otra un poco
más grande y con un gran patio para las comidas en el número 21 de la calle
Victoria, donde la comunidad creció a unos 13 aspirantes.
Como Maciel no podía oficiar
misas, el centro vocacional estuvo a cargo del Padre Luis Ferreira, que hacía
las veces de director espiritual, confesor y capellán de los jovencitos.
Mientras Marcial se seguía preparando para la ordenación y recogía fondos y donaciones
para la nueva congregación.
El primero del centenar de
escándalos de la vida de Marcial Maciel tuvo lugar en 1944, cuando el padre de
un alumno suyo, protestó ante el obispo
de Cuernavaca porque Maciel había inducido al pequeño de 13 años a que lo
masturbara una noche en su dormitorio. El suceso, muy poco conocido y también
poco difundido por los medio de hoy, fue hábilmente ocultado por Maciel.
Ese mismo año fue ordenado
sacerdote el 26 de noviembre por el Obispo de Cuernavaca, Monseñor Francisco
González Arias en la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México. Habiéndose
ordenado ya, Maciel tomó el mando de la congregación y se erigió como el primer
Director General.
Maciel en los años de seminarista |
Dos años más tarde un
sacerdote español estuvo de paso por México tratando de encontrar jóvenes que
quisiera aceptar unas becas para estudiar en la universidad de Comillas. Maciel
lo convence para que se lleve a sus quince seminaristas y es así como la Legión
se traslada a Europa, cada vez más cerca de Roma, donde Marcial Maciel quería
llegar. Allí se unirían 15 estudiantes más, que en el futuro serían las cabezas
más visibles de la Legión y de quien se dice, que Maciel también abusó en
repetidas ocasiones. Entre ellos, el P. Alfredo Torre, el P. Mora y el P.
Arrumí entre otros; unos vivos, otros muertos, todos son venerados hoy en la
Legión por tratarse de los primeros seminaristas de persistirían en la
vocación.
Llegada de los primeros Legionarios a Europa |
El año de 1948 llegó con la
erección canónica de la comunidad. La erección canónica es, digámoslo así,
hacer de la comunidad un “marca registrada” para que sea reconocida en el
Vaticano como parte de la Iglesia. Para esta fecha ya Maciel era mal visto y
contaba con mala fama en Roma, pues se hablaba de que era un sacerdote
afeminado y ya se empezaba a rumorar sobre su vida turbia entre los círculos
eclesiales.
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