lunes, 10 de noviembre de 2014

Primeros pasos...

Marcial con su madre, Maura Degollado
Fue Cotija de la Paz el pequeño poblado predestinado para dar vida a Marcial Maciel el 10 de marzo de 1920. Francisco Maciel fue su padre  y su madre Maura Degollado Guízar, sobrina del santo Rafael Guízar y Valencia, el sacerdote que en la actualidad, y en forma de estatua, da la bienvenida a quienes arriban a Cotija.

Un tío de Marcial, José de Jesús Degollado, es hoy recordado por haber sido uno de los más fervientes luchadores en las Guerras Cristeras, donde las huestes católicas se enfrentaron al descreído gobierno de Plutarco Elías Calles, luchando por sus derechos religiosos. Habiendo nacido en una familia de católicos consagrados, de sacerdotes y obispos, el destino no tuvo que discurrir mucho para otorgarle a Marcial la vocación sacerdotal.


Cristeros levantados en armas contra el gobierno de Plutarco Elías Calles


Así narra Maciel, con sus propias palabras, cómo fue descubriendo su vocación:

“Desde que yo era un adolescente, Dios nuestro Señor me concedió la gracia de percibir con nitidez y hondura esta realidad que toca íntimamente la existencia de  todos los seres humanos:

Me daba cuenta de que yo podía escoger entre dos caminos. Uno, el camino fácil del "tirar adelante"  por  la  vida,  sin  mayor  preocupación:  buscarme una  buena  fuente de  re cursos  para  mi   sustento y, eventualmente, para asegurar el   futuro  de  una  familia;   tratar de ganar buen dinerito; soslayar del mejor modo posible las penurias de la vida; y gozar al máximo los pocos años que tenía delante de mí.
El otro camino se presentaba, con mucho, más arduo y escabroso. Se trataba de construir   la  vida,   minuto  a  minuto, mirando hacia la eternidad. Tomar cada  instante de mi tiempo como una  oportunidad que Dios me concedía para hacer algo por Él y por el bien  de  mis  hermanos. «Invertir», por  así  decir, cada  segundo, en algo constructivo, en algo que sirviera para los demás, y me asegurara, además, la vida eterna.”

El tiempo evidenció que Maciel no escogió un camino sino los dos: “el fácil”, el de conseguirse una familia y el “más arduo”, el de entregarse a Dios.

Bien, una vez tomada la decisión de entregar su vida a Dios, su madre lo inscribió a los 16 años en el Seminario de la diócesis de Veracruz, donde su tío, el futuro santo Rafael Guízar es rector. Sin embargo Don Rafael muere a los dos años, siendo reemplazado por Manuel Pío López Estrada, quien como primera medida toma la inmediata decisión de expulsar a Marcial Maciel del seminario. Lo acusaba de rebelde, según la versión del propio Maciel, pero según la versión de Juan Manuel Ruiz Marcos, en su libro “La orden maldita”, el verdadero motivo de la expulsión fue la vida inmoral y conductas sexuales indebidas.

En el seminario de Moctezuma en Chihuahua, donde era rector Antonio Guízar, otro tío suyo, fue a requerir su ingreso; fue aceptado. También acá los pasajes de la vida de Maciel fueron oscuros y no hay mucha documentación al respecto; sin embargo sabemos que es en esta época donde Maciel, a los 18 años, decide crear una congregación religiosa. Y con esta idea acude donde su tío, quién lo disuade argumentado que es muy joven para tales proyectos.

Maciel en el seminario de Moctezuma


Pasado un tiempo también es expulsado de este seminario. Según él mismo, porque su idea de formar una nueva congregación molestaba el ambiente sereno del seminario; sin embargo, hoy se presume que las verdaderas razones fueron las mismas por las que fue expulsado de Veracruz.

Otra vez por fuera de la vida conventual y con sus estudios religiosos por la mitad, acude en busca de otro pariente suyo, también sacerdote, Monseñor Francisco María González, quién promete ayudarle pidiendo que vuelvan a admitirlo en el seminario de Moctezuma. Pero pasados algunos meses de allí vuelven a expulsarlo, esta vez obligado a salir de noche y sin despedirse de ningún compañero. Cabe aclarar en este punto que la expulsión de un seminario sólo es un castigo para una grave falta, pero si a eso se le suma que tuvo que abandonarlo de noche y sin despedirse, puede afirmarse que la falta cometida fue grave y vergonzosa.

Entonces decidió terminar sus estudios en solitario bajo la supervisión del obispo de Cuernavaca. Aunque muchos dicen que fue ordenado sin terminar los estudios básicos de teología y filosofía. Lo cierto es que siendo aún seminarista, en 1940, durante un pequeño viaje a Cotija para visitar a su hermano Alfonso que se estaba muriendo de tifoidea, aprovechó para reclutar varios niños que querían ser sacerdotes.

Capilla del primer noviciados de le Legionarios en México DF
Así, con ocho niños llamados al sacerdocio, el 3 de enero de 1941, se fundó la congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón, que diez años más tarde tomaría el nombre con el que hoy se conoce: Legionarios de Cristo.

El primer centro vocacional estuvo ubicado en el número 39 de la calle Turín de la Ciudad de México, en el sótano de una inmensa casona. Más tarde, ese mismo año, se trasladaron a otra un poco más grande y con un gran patio para las comidas en el número 21 de la calle Victoria, donde la comunidad creció a unos 13 aspirantes.

Como Maciel no podía oficiar misas, el centro vocacional estuvo a cargo del Padre Luis Ferreira, que hacía las veces de director espiritual, confesor y capellán de los jovencitos. Mientras Marcial se seguía preparando para la ordenación y recogía fondos y donaciones para la nueva congregación.

El primero del centenar de escándalos de la vida de Marcial Maciel tuvo lugar en 1944, cuando el padre de un alumno suyo, protestó ante el  obispo de Cuernavaca porque Maciel había inducido al pequeño de 13 años a que lo masturbara una noche en su dormitorio. El suceso, muy poco conocido y también poco difundido por los medio de hoy, fue hábilmente ocultado por Maciel.

Ese mismo año fue ordenado sacerdote el 26 de noviembre por el Obispo de Cuernavaca, Monseñor Francisco González Arias en la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México. Habiéndose ordenado ya, Maciel tomó el mando de la congregación y se erigió como el primer Director General.
Maciel en los años de seminarista

Dos años más tarde un sacerdote español estuvo de paso por México tratando de encontrar jóvenes que quisiera aceptar unas becas para estudiar en la universidad de Comillas. Maciel lo convence para que se lleve a sus quince seminaristas y es así como la Legión se traslada a Europa, cada vez más cerca de Roma, donde Marcial Maciel quería llegar. Allí se unirían 15 estudiantes más, que en el futuro serían las cabezas más visibles de la Legión y de quien se dice, que Maciel también abusó en repetidas ocasiones. Entre ellos, el P. Alfredo Torre, el P. Mora y el P. Arrumí entre otros; unos vivos, otros muertos, todos son venerados hoy en la Legión por tratarse de los primeros seminaristas de persistirían en la vocación.

Llegada de los primeros Legionarios a Europa


El año de 1948 llegó con la erección canónica de la comunidad. La erección canónica es, digámoslo así, hacer de la comunidad un “marca registrada” para que sea reconocida en el Vaticano como parte de la Iglesia. Para esta fecha ya Maciel era mal visto y contaba con mala fama en Roma, pues se hablaba de que era un sacerdote afeminado y ya se empezaba a rumorar sobre su vida turbia entre los círculos eclesiales. 

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